lunes, 24 de febrero de 2014

PRESENCIA EN EL INSTANTE.-


Hoy comparto con vosotros, PRESENCIA EN EL INSTANTE, sobre el camino del sable (ya que Últimamente observo mucho disfrazado;comprendo que es por los carnavales), pero el CAMINO DEL SABLE, señores ES ALGO SERIO, MUY SERIO, como podemos hacer "el tonto", CON UNA ARMA TAN ESPIRITUAL.

El samurai que se ejercitaba en el uso de la espada, sabiendo que quizá pocas horas más tarde debería enfrentarse a un duelo a muerte, lo hacía obviamente con una visión y una aptitud de mente absolutamente seria y realista.

Es preciso recordar que la historia secreta de un kata a menudo refiere y evoca luctuosos o felices hechos del pasado, situaciones reales vividas por los expertos de cada ryu, y refieren combates reales, que con frecuencia costaron la salud o la vida a muchos esgrimistas. Por ello las formas (Kata) de la práctica del sable preveían la utilización del katana en cualquier posición, ambiente o circunstancia, y esta es la razón por la que en las escuelas se entrenaba las técnicas del iai en las posturas de la vida cotidiana, generalmente agachado, o bien de pie, caminando, comiendo arroz con palillos, en lugares estrechos e incluso en posición de descanso o durmiendo.

Con este tipo de entrenamiento en solitario (hitorigeiko) se buscaba la escenificación realista de situaciones físicas, pero sobre todo emocionales y mentales, tratando de alejar el miedo, la ira, la cólera, el deseo de vencer o el temor a perder, en el
escenario de un psicodrama gestual, de un encuentro real con la muerte.

Sabiendo que un duelo podía establecerse en cualquier momento y que las posibilidades de supervivencia dependían en gran medida de la intuición, y por tanto menos de la rapidez y la precisión técnica en el gesto inicial de desenfundar el sable (nuki-tsuke) y dar el primer tajo (kiri-tsuke), que de “llegar antes” por la extensión de una aptitud de extrema “presencia en el instante”.

En el entrenamiento en solitario con un verdadero katana (shin-ken)-algo que jamás
recomendaríamos a un principiante que no lleve practicando asiduamente al menos de 5 años- o un iai to, el espadachín se esfuerza por desarrollar un muy agudizado sentido de la anticipación por intuición o “premonición” (sakki) por lo que muchos kata prevén ataques por la espalda, en la oscuridad, contra varios adversarios o en espacios estrechos. Esta sensación nefasta de amenaza y la subsecuente reacción antes de que se manifieste un ataque “visible” en una realidad hipotética, va mas allá de un simple reflejo condicionado, y se acerca mucho a una capacidad psíquica o parapsicológica que algunos célebres espadachines llegaron a desarrollar.

Otros kata escenifican ataques y defensas frontales, en los que se debe siempre anticipar (sen-no-sen) al acto de desenfundar del adversario, captar su mente, su intención, su ki, antes mismo de “ver” el ataque. Al mismo tiempo, no debe existir, ni siquiera un sólo instante, la menor “apertura” (suki) o vulnerabilidad en el esgrimista. Esa idea nos habla de de “unidad reencontrada” (ki-ichi) de ósmosis, de “ser uno en la Unidad”: ai-nuke, mucho más allá del concepto brutal y salvaje de “matarse el uno al otro” (aiuchi).

La intuición, la vigilancia y “espíritu alerta” (zanshin) están presentes en cada forma y en cada técnica, y como dicen los grandes maestros,“zanshin (la “presencia del ser”) empieza mucho antes del combate y no termina nunca”. El maestro Risuke Otake, nos recuerda:

“Querer sacar el sable es la técnica del
principiante. Poder sacar el sable es la técnica
del experto. Ser el sable mismo es la técnica del
maestro”

TEXTO DE FUDOSHIN EN A PENUMBRA; AL ESPIRITU DE LA ENCRUCIJADA.
JOSE M. MOSQUERA

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