martes, 2 de diciembre de 2014

WCU/ LIBRO COOPERACIÓN.-

Os presento en primicia el prólogo del libro que estoy escribiendo con el Gran Maestro Gilberto Pauciullo.

PRÓLOGO.-

En todas las culturas hubo una tradición vinculada a los inmortales, semi dioses con poder de trascender a la propia muerte, pero solo es en CHINA, en dónde los hombres pueden realizar esta proeza, sin mezclar su sangre con la de las divinidades eternas.

Junto al Gran Maestro Gilberto Pauciullo, y a beneficio de la INTERNATIONAL WUSHU SANDA Federation,  intentaremos beber en las fuentes del Dragón; en el legendario WU DAN.

En una sociedad como la nuestra, en dónde todo es competición y lucha, cuyo fin no es otro, que ser mejor que el contrario, nos produce perplejidad que guerreros en el camino del KUNG FU, busquen la soledad, estar consigo mismos, y encontrar la vida eterna.

Existe mucha confusión en occidente sobre la realidad metafísica del antiguo Taoísmo, lo que sirve para que algunos oportunistas vendan con este nombre, una realidad totalmente opuesta, su dios el DÓLAR, y su espíritu el EURO.

En el taoísmo, la inmortalidad adquiere una interpretación sutil y directa. 

En palabras de Michel Saso: «un taoísta es, por definición, un individuo que persigue la inmortalidad en la vida actual», sin 
embargo agrega, «no es tanto una longevidad por la cual el ser humano no fenece, sino un nivel desde el cual no desciende a los castigos de un aterrador inframundo después de morir”, al igual que los egipcios y yoruba, el taoísta practica la creencia de dos almas, representadas por el YING y el YANG – una representa AL CIELO, y otra a LA TIERRA, las dos al fallecer, vuelven a su punto de origen. 

La inmortalidad taoísta es la capacidad de mantener en equilibrio esas dos almas, utilizando el cuerpo como recipiente alquímico, optando por ello a vivir más años en la tierra.

Para conseguir la inmortalidad, los taoístas disponían de una rica variedad de métodos, ejercicios y técnicas de orden espiritual y fisiológico y tenían como objetivo último "nutrir el principio vital", transmutar los componentes mortales del cuerpo en una suerte de "sustancia inmortal”, elixir alquímico basado en su propia sexualidad.

Aproximadamente en el 140, Wei Boyang, un maestro taoísta muy venerado, cornpuso una hermética obra alquimista titulada Zhouyi cantongqi (La Triple Conformidad según el Libro de las mutaciones). 

Es un compendio esotérico que revela la práctica de las alquimias interna y externa que constituirían el centro nuclear del cultivo taoísta a muchos niveles diferentes, tan vinculado a las almas antes mencionadas.

«Según una tradición conservada en Lie Hsien Ch'iian Chuan («Biografías completas de los Inmortales»), Wei Po-yang [...] había conseguido preparar las "píldoras de la inmortalidad": ingeriendo conjuntamente con uno de sus discípulos y un perro, algunas de estas "píldoras"; "dejaron la tierra en carne y hueso y fueron a reunirse con los inmortales", también es cierto, que la lectura de dicha tradición asusta un poco, puede dar a entender su muerte Yy que las píldoras no funcionaron en su esencia física….

Pero los taoístas, son o fueron, hombres totalmente anómalos en su propia filosofía de comprensión del mundo.

El término WU WEI, es malinterpretado la mayoría de las veces en occidente, su verdadero significado es; hacer nada, es un mandamiento conocido del TAOISMO, se trata de no intervenir en el curso natural de las cosas; no hacer nada que no sea espontáneo y natural, no esforzarse de ninguna manera; ausencia de toda actividad volitiva, intencional, pero en la forma del KUNG FU, es el vacio de la propia forma, carente de pensamiento, aunque expresada a través del movimiento, siendo uno con la naturaleza.

Hablaremos en este libro, de los grandes inmortales del TAOISMO, con sus  bellas tradiciones, Según el panteón taoísta, existen Ocho Inmortales (Bu xinn)=, al igual que existen ocho direcciones y ocho vientos.

Las ocho direcciones son las de los cuatro puntos cardinales y  sus cuatro puntos intermedios con sus vientos respectivos, ocho personajes de apariencia bonachona, de tez rosada, viven en las ocho montañas, que son islas para los Bienaventurados inmortales, en sus grutas hacen y crean sus pócimas sagradas y alquímicas, que tanto influyeron en muchos de los emperadores manchúes.
Son los protectores del Taoísmo, y cada uno posee su  propia leyenda, así que estimado lector, únete a nosotros, y forma parte de ella.

JOSE M. MOSQUERA
Co autor del libro “WU DAN y los Inmortales Taoístas – Leyenda y Realidad”




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